Victorinox SEA SHEPHERD Knife


La bandera de esta Asociacion ..PASTORES DEL MAR  
Catalogada por algunos como Salvadores de los Oceanos pero para muchos Pescadores Españoles unos Terroristas -  Piratas que hunden barcos de gente que se gana la vida con la MAR 


Navaja de un compañero Aleman.. Stephan Wurth .



Reverso. 



Una navaja hecha por la casa Victorinox 


Descripción
Navaja de bolsillo con mango de nogal y logotipo de Jolly Roger grabado con láser
Herramientas
sacacorchos
Tijeras
Hoja pequeña
Gancho multiusos
Levantador de tapas
Destornillador de 6 mm
Pelacables
Hoja grande
sierra para madera
anillo
abrelatas
Destornillador de 3 mm
Escariador, taladro y punzón de costura.

En Caneliñas (parroquia de la Ameixenda) estuvo la mayor factoría de procesamiento de ballenas de la Península Ibérica, la de mayor duración de España y la última en cerrar de toda Europa.
Está hermanada con las otras dos factorías que existieron en Galicia: la ballenera de Massó Hermanos, S.A. en Cangas do Morrazo (Pontevedra) y la factoría de Morás en Xove (Lugo). Las tres pertenecían a IBSA (Industria Ballenera, S.A.).

La primera etapa fue de 1924 a 1927, bajo la Compañía Ballenera Española, creada con capital Noruego, que se instaló en un lugar espacio ocupado por una salazón propiedad de Andrés Cerdeiras Pose.

El emplazamiento era estratégico para el procesamiento de ballenas, pues se trataba de una ensenada protegida de los vientos, con buen calado y localizada en una zona de gran abundancia de cetáceos.

Las ballenas eran cazadas en las costas próximas por barcos especializados, se transportaban después a Caneliñas y allí se procesaban para la obtención aceite y otros derivados. En los primeros tiempos, también se aprovechaban las barbas de las ballenas para la confección de las armazones de los corsés de las mujeres.

Sin embargo, los métodos de caza intensiva de los noruegos mermaron rápidamente la población local de cetáceos y la explotación tuvo que cerrar al poco tiempo.
Pasaron varios años en el que las instalaciones de Caneliñas permanecieron inactivas e incluso volvieron a funcionar como salazón. No fue hasta finales de la década de 1940 cuando José Chas Rodriguez adquiere los derechos de pesca entre Estaca de Bares y la desembocadura del Río Miño y junto con otros empresarios coruñeses compra la totalidad de las acciones de IBSA (fundada en 1946) que incluía entre sus propiedades a la factoría de Caneliñas. La inversión necesaria para su puesta punto, así como la falta de materiales y otras dificultades retrasaron la puesta en marcha de la planta hasta finales de 1951.

La factoría fue rediseñada y modernizada respecto a su anterior etapa noruega. Se trasladaron y ampliaron los autoclaves, protegiéndolos convenientemente de la salitre. También disponía de un pequeño autoclave forrado de plomo para la obtención de aceites vitamínicos, así como de un trommel de 15 metros de largo por 1,6 de diámetro, un molino de producción de harina, tres broyers para secar y triturar la carne y 2 decantadores de 4 metros de alto por 1,5 de diámetro. La mayoría de la maquinaria funcionaba con vapor, por lo que para alimentarlos fue necesario construir 3 grandes calderas en la parte posterior de la planta. Se construyó un cobertizo donde se instalaron 25 tinajas de barro cocido de diez mil litros de capacidad para almacenar el aceite, que no funcionaron según lo previsto y tuvieron que ser sustituidas por contenedores de hierro.
Con el tiempo, además de aceite se obtuvieron harinas, fertilizantes y en contadas ocasiones piezas de ámbar gris, que a veces podía encontrarse en los intestinos de los cachalotes, y era muy cotizado por la industria cosmética.
Poco después, en 1954, Massó Hermanos SA instaló una fábrica en Punta Balea (Cangas) y otra en 1965 en Cabo Morás (Xove), equipando ambas con maquinaria y buques procedentes del desmantelamiento de las dos últimas fábricas del sur en Algeciras y Benzú (Ceuta).

Cuando se montó la ballenera de Massó, los dos buques balleneros que se compraron tuvieron que someterse a una renovación completa antes de que pudieran ser utilizados para la caza de ballenas
Cuando Massó se dispuso a iniciar la caza de ballenas, compró dos barcos que habían sido construidos en las décadas de 1920 y 1930 y que en su momento habían formado parte de la flota ballenera noruega.

Durante la Segunda Guerra Mundial habían sido empleados como cazasubmarinos aprovechando su silencioso motor de vapor, diseñado para no alertar a los cetáceos y posteriormente estuvieron prestando sus servicios en compañías balleneras que operaban en el Estrecho de Gibraltar, al sur de la Península Ibérica.

LA FLOTA BALLENERA DE MASSÓ

El testimonio de Manuel Ermelo sirve para ilustrar las condiciones en las que los barcos llegaron a Cangas: «Eran los años 50 y cuando los buques llegaron a Cangas lógicamente estaban en muy mal estado después de tanto trote por lo que nos mandaron a las diferentes cuadrilllas que serviamos en la factoría de Cangas para que le hiciésemos una reforma de arriba abajo.

Cuando fuimos a verlos antes de ponernos manos a la obra descubrimos que eran casi pura chatarra. Tardamos dos años en ponerlos en funcionamiento porque había mucho trabajo por hacer: tuvimos que modificar las chapas remachadas por soldadura, reparar todas las máquinas y solo se mantuvieron los arrastres y las calderas. En cuanto a la «acomodación» de los camarotes, la cocina y otras estancias, todo tuvo que ser reemplazado«.

Esos dos barcos eran el «Carrumeiro» y el «Antoñito Vera» que cuando Massó abrió su segunda fábrica en Xove lo rebautizó como «Cabo Morás».
En marzo de 1971 las factorías balleneras de Massó Hermanos S.A. pasan a formar parte de IBSA y a partir de 1972 se establece una relación comercial con tres empresas niponas para la exportación a Japón de carne de ballena. Comenzaba así la última y más productiva etapa de la compañía. A comienzos de la década de 1980 las presiones internacionales, los movimientos ecologistas (incluidos atentados contra los barcos de la compañía en 1981) y finalmente la moratoria en la pesca de cetáceos aprobada por la CBI (Comisión Ballenera Internacional) a partir de 1 de enero de 1986, provocaron el cierre de la factoría al final de la campaña de 1985.



 La última ballena cazada y procesada en las instalaciones fue una hembra de rorcual común de 17,7 metros muerta el 21 de octubre de 1985.

En la actualidad aún se conservan buena parte de las instalaciones tanto de los primeros tiempos, como de la época de IBSA, como el muelle para atraque de las embarcaciones; un almacén para los desechos transformados en harinas y fertilizantes; un gran edificio que fue usado primero como vivienda y posteriormente como oficinas; la rampa de izado de las ballenas, la zona de despiece, aljibes, y depósitos de aceite entre otros.







Tras la integración de las fábricas de Massó en IBSA y el inicio de las exportaciones de carne a Japón , se hizo necesario adquirir buques balleneros mucho más potentes para incrementar las capturas. Eran barcos de vapor importados y habían formado parte de la flota ballenera noruega y más tarde de la inglesa.

Se compraron tres que fueron bautizados como IBSA UNO, IBSA DOS y IBSA TRES. Todos habían sido construidos entre 1948 y 1951 y adquiridos en 1975 para sustituir a los obsoletos buques de la compañía, aunque no empezarían a faenar a pleno rendimiento en Galicia hasta 1978.



Las tensiones crecieron exponencialmente. En 1980, el IBSA UNO y el IBSA DOS estaban amarrados en el puerto de Marín cuando sufrieron un ataque terrorista por parte de un grupo ecoterrorista llamado Sea Sheperd, una escisión radical de Greenpeace.

Como resultado de las explosiones, el IBSA DOS terminó en el desguace, pero el IBSA UNO pudo ser reflotado y continuó operando durante algunos años más.


Estado en el que quedaron el IBSA UNO y IBSA DOS tras el ataque organizado en Marín por el Sea Sheperd que fue un tentado con Bombas Lapas..

Buques hundidos por Sea Shepherd entre 1979 y 1998



Sea Shepherd original en los 70 


Solo IBSA UNO ha sobrevivido hasta nuestros días. El que fue el último ballenero de la flota gallega, sigue navegando tras ser rescatado del desguace y restaurado por una asociación de antiguos balleneros del puerto de Sandefjord en Noruega.


" Southern Actor", antes "IBSA UNO", en Sandejford con la bandera noruega en popa. // C.López de Prado
Hoy forma parte del patrimonio cultural noruego y se puede visitar en el puerto de esa localidad como parte de su Museo Ballenero, algo que lamentablemente no podemos hacer en Galicia. 


Un libro y un documental rescatan la memoria de la factoría de Cee, adonde llegó en 1985 el último cetáceo antes de la moratoria que prohibió su pesca.



Es difícil de creer. Pocos conocen la historia completa de Caneliñas. Desde bien joven  vivía en una casa cerca de la fáctoria  y, al hacerse mayor, empezó a trabajar allí hasta su cierre . Nos  cuenta lo doloroso que es ver los restos de lo que fue toda su vida, ahora reducidos a escombros.


Josefina Outes, cortando carne de ballena en 1974 en Caneliñas. Archivo de Álex Aguilar.



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